Saco de
mi pieza un violín que me había prestado un amigo, y aunque no sabia tocarlo
por lo menos sonaba. Llegamos a la clase y la dinámica era primero observarlos
para a continuación tomar cualquiera que nos haya llamado la atención.
Saqué
una ocarina hermosamente pequeña y frágil. La observe por algunos
momentos para ver cuantos orificios tenía y de que manera tomarla para
asegurarme de que no cayera al suelo y produjera una tragedia. Jamás en la vida
había tocado una ocarina, y, como era de esperarse, el sonido que emitía de
ella no era muy armonioso que digamos, pero lo producía al menos.
El objetivo de la actividad era producir sonidos que representaran de la mejor
manera un estado de ánimo, un sentimiento, una cualidad, etc. Para ello la
profesora encargada proyectó algunas diapositivas con diferentes palabras que
nosotros, todos juntos, teníamos que transmitir por medio del sonido del
instrumento que habíamos escogido. Todos
tocando al unísono y sin mayor conocimiento de como tocar el instrumento
elegido, no sonaba muy bien, pero la idea se que se quería decir mediante la música
se entendía perfectamente.
Más tarde nos separamos por clase de instrumento, viento con viento, cuerda con cuerda y así sucesivamente. Luego debíamos crear una melodía. Nos juntamos para crearla pero nos costo. No podíamos ponernos de acuerdo en que íbamos a hacer, pero finalmente salió algo, por lo menos algo con un poco de ritmo. Pero cabe valorar que logramos sacar algo armonioso sin ningún conocimiento de como se debe tocar el instrumento.
La idea de que la música puede sobrepasar limites impuestos por nosotros mismos maravilla. El solo pensar en una canción que alguna vez escuchamos y que volvemos a oírla después de un tiempo prolongado puede hacernos volver el tiempo en una especie de flash back y sentir exactamente las sensaciones que estábamos experimentando en es momento. Además la música tiene un poder impresionante en nuestro cuerpo, puede subirnos el animo o provocar un cambio brusco, incluso puede llegar a erizarnos los pelos de la piel. Para mí la música es solo el fondo de mi película. A diario cada momento que vivo es diferente, y para cada momento, lugar, clima, circunstancias hay una canción esperando ser escuchada. Debemos intentar con todas nuestras fuerzas oír la música que esta siendo tocada a diario a nuestro alrededor. En ocasiones estamos tan metidos en algún asunto que no vemos mas allá de lo que esta a un centímetro de nuestro pie.
Levantar la vista y escuchar como el viento provoca un sonido tan hermoso en las hojas de los arboles, o como los pájaros nos recitan un concierto todos los días gratis, y nosotros no queremos tomar el ticket para disfrutar la función.
Más tarde nos separamos por clase de instrumento, viento con viento, cuerda con cuerda y así sucesivamente. Luego debíamos crear una melodía. Nos juntamos para crearla pero nos costo. No podíamos ponernos de acuerdo en que íbamos a hacer, pero finalmente salió algo, por lo menos algo con un poco de ritmo. Pero cabe valorar que logramos sacar algo armonioso sin ningún conocimiento de como se debe tocar el instrumento.
La idea de que la música puede sobrepasar limites impuestos por nosotros mismos maravilla. El solo pensar en una canción que alguna vez escuchamos y que volvemos a oírla después de un tiempo prolongado puede hacernos volver el tiempo en una especie de flash back y sentir exactamente las sensaciones que estábamos experimentando en es momento. Además la música tiene un poder impresionante en nuestro cuerpo, puede subirnos el animo o provocar un cambio brusco, incluso puede llegar a erizarnos los pelos de la piel. Para mí la música es solo el fondo de mi película. A diario cada momento que vivo es diferente, y para cada momento, lugar, clima, circunstancias hay una canción esperando ser escuchada. Debemos intentar con todas nuestras fuerzas oír la música que esta siendo tocada a diario a nuestro alrededor. En ocasiones estamos tan metidos en algún asunto que no vemos mas allá de lo que esta a un centímetro de nuestro pie.
Levantar la vista y escuchar como el viento provoca un sonido tan hermoso en las hojas de los arboles, o como los pájaros nos recitan un concierto todos los días gratis, y nosotros no queremos tomar el ticket para disfrutar la función.
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